Carmen Gómez de Barreda, responsable de la Campaña Cáritas con Ucrania, destaca la urgencia de proteger a madres cabeza de familia y sus hijos, subrayando que “cada vez hay más menores a cargo de estas familias”.
La situación en Ucrania es crítica, con aproximadamente el 40% de la población (alrededor de 18 millones de personas) dependiendo de la ayuda humanitaria para sobrevivir. La región este del país experimenta la peor parte del conflicto, con continuos desplazamientos internos y una situación humanitaria muy grave que afecta a unas 380.000 personas, según Gómez de Barreda.
En 2023, la red de Cáritas en Ucrania atendió a más de 1,3 millones de personas, con enfoque en la provisión de alimentos, agua y saneamiento, alojamiento, apoyo psicosocial, educación y ayuda monetaria. Para este año, las estrategias de intervención se diversifican según la región, centrándose en ayuda humanitaria de emergencia en el este y en la integración social en el centro y oeste.
Los obstáculos para el trabajo humanitario incluyen ataques indiscriminados a civiles e infraestructuras básicas, lo que dificulta la atención a las personas y afecta a la salud mental de los trabajadores humanitarios.
El conflicto armado ha provocado un gran movimiento migratorio, con aproximadamente 6,4 millones de personas desplazadas. Cáritas en países fronterizos como Polonia, Rumanía, Moldavia y Eslovaquia ha brindado ayuda a más de 210.000 personas, reforzando el acompañamiento en servicios sociales básicos, alojamientos y la integración en el mercado laboral.
En España, la red de Cáritas diocesanas ha apoyado a 4.089 ucranianos, proporcionando servicios habituales de atención a personas y contribuyendo con 651.839 euros para necesidades como alimentación, ropa, calzado y vivienda. La organización sigue comprometida en su labor humanitaria y busca nuevas colaboraciones, incluso en sectores fuera de la red Cáritas, para ofrecer respuestas efectivas, como en educación en emergencias.