Situación dramática de miles de personas refugiadas en Grecia y Turquía

Ante la situación dramática que están viviendo en estos momentos miles y miles de personas refugiadas en Grecia y Turquía, atrapadas entre las dos fronteras, no podemos hacer otra cosa que manifestar nuestra más profunda tristeza.

Un grup de persones refugiades davant un pas fronterer

Las políticas migratorias en el ámbito europeo, han seguido basándose en términos de seguridad y de control del flujo migratorio. Dejan en segundo plano los aspectos humanitarios y los derechos de las personas. El resultado lo estamos viendo estos días en el drama de las personas refugiadas en Grecia y en Turquía. Con la apertura de las fronteras turcas, las fuerzas de seguridad griegas están repeliendo los intentos de las personas refugiadas de entrar en el país. Utilizan la violencia y atacan las embarcaciones que intentan llegar a las costas.

Acoger, proteger, promver e integrar, cuatro verbos que Francisco nos recuerda de manera continua. Ya que son la única vía para afrontar el desafío planteado por el fenómeno de la movilidad humana. Hemos olvidado que somos una sociedad de acogida y solidaria. Tenemos unos gobiernos sin una determinación para abordar la situación con esta actitud integradora. Estos factores generan actitudes contrarias como la Xenofobia. Vemos como grupos con esta ideología atacan a los pocos refugiados que consiguen llegar a las costas de Lesbos. También a los cooperantes o miembros de las diferentes ONG que están intentando ofrecer ayuda humanitaria a los refugiados.

Ante la situación de las personas refugiadas en Grecia y Turquía, Cáritas Europa ha emitido una nota en la que reclama con urgencia una reacción humana a la frontera.

Este es el texto íntegro del comunicado:

Se necesita con urgencia una reacción humana en la frontera greco-turca

En primer lugar, los migrantes no deben verse como una amenaza a la seguridad; son personas en una situación vulnerable que necesitan nuestra ayuda. En respuesta a los últimos acontecimientos dramáticos en la frontera greco-turca. Cáritas Europa llama a la UE a unirse a los principios de dignidad y humanidad para aliviar el sufrimiento de los más vulnerables.

Los terribles y desesperados acontecimientos de los últimos días en la frontera entre Turquía y la UE exigen una reacción rápida y humana por parte del Consejo de Justicia y Asuntos de Interior y de Asuntos Exteriores de la UE. En consecuencia, Cáritas Europa hace un llamamiento a la UE y sus Estados miembros para que busquen urgentemente una solución humana y digna a la dramática situación humanitaria que ahora se está desarrollando en la frontera exterior de Grecia. Tanto en las islas como en el continente, después de que Turquía abriera su frontera exterior hacia los Estados de UE.

Las personas que intentan llegar a Europa en busca de protección deben ser tratadas con dignidad y respeto, y nunca ser recibidas con gases lacrimógenos, armas de fuego u odio. Europa debe defender valores como la humanidad y la solidaridad, que son el núcleo de la fundación de la UE.

Maria Nyman, secretaria general de Cáritas Europa.

Así, centrarse exclusivamente en los controles fronterizos se traduce en la criminalización de las personas en situación de movilidad y alimenta un pánico irracional. La UE y sus Estados miembros deben elaborar un plan colectivo sólido para proporcionar ayuda humanitaria a los miles de personas, incluidas familias, mujeres y niños, que han huido de las guerras, la persecución y el hambre, y que ahora están atrapados en la frontera exterior de la Unión.

Globalización de la indiferencia

No podemos aceptar la muerte de niños cuando intentan conseguir la seguridad de la UE. No podemos mirar pasivamente cuando nuestros guardacostas atacan y empujan a los migrantes a bordo de un bote en situación precaria, tratando de llegar a tierra firme, como ha ocurrido en Grecia esta semana. En palabras de Francisco, debemos cortar la “globalización de la indiferencia”. Europa debe asumir sus responsabilidades y valores fundacionales.

Además, Europa debe mostrar solidaridad hacia Grecia y los solicitantes de asilo que quedan en el limbo legal, especialmente en las islas griegas. Los Estados de la UE deberían reubicar urgentemente a los solicitantes de asilo, comenzando por los más vulnerables, como son los menores no acompañados. Reiteramos este llamamiento junto a otras 64 organizaciones europeas de la sociedad civil, lo que subraya aún más la urgencia de la situación inhumana.

Especialmente relevante, según ACNUR, es que 40.000 migrantes se encuentran en campamentos oficiales en las islas griegas, que están diseñados para albergar sólo a 6.000 personas. Miles más viven en campamentos improvisados, sin acceso a servicios o atención médica. La frustración aumenta entre la población migrante que queda en los márgenes. Los isleños que se sienten abandonados por las autoridades griegas y el resto de Europa.

Rechazo a la violencia

Esto ha provocado varias manifestaciones, mayores tensiones, violencia y racismo hacia las personas refugiadas en Grecia y Turquía. Una atmósfera cada vez más tóxica hacia las ONG y los voluntarios que apoyan a los migrantes también ha provocado diversos ataques.

Por lo tanto, Cáritas insta a todas las partes a abstenerse de utilizar la violencia contra los migrantes y las ONG que los rescatan y apoyan. Condenamos enérgicamente las restricciones aplicadas al acceso al asilo y las devoluciones en caliente que se están llevando a cabo en Grecia y en la frontera turca.

Así pues, reconocida que la situación actual está relacionada con la crisis humanitaria en Siria y los países vecinos. Es aún más imperativo que la UE no mire hacia otro lado. Más bien, debería intensificar sus esfuerzos diplomáticos para negociar el fin de la guerra en Siria y proporcionar apoyo humanitario a las personas recientemente desplazadas en la región de Idlib. No olvidemos que más de 12 millones de personas han sido desplazadas por la represión y la violencia en Siria desde 2011. Ya es hora de que finalmente, estas personas reciban un poco de humanidad y paz.

Dado que el acuerdo de la UE y Turquía está a punto de hacer, el 18 de marzo, su “cumpleaños”, estos dramáticos acontecimientos confirman que este acuerdo no es, ni fue, una medida sostenible para responder al creciente número de personas que necesitan protección. La UE y sus Estados miembros no pueden seguir externalizando sus políticas de asilo y migración a países vecinos como Turquía o Libia. En su lugar, deberían diseñar políticas humanas que estén arraigadas en los valores de la UE, como la solidaridad y el reparto de responsabilidades. Que cumplan plenamente con los derechos fundamentales. Sobre todo, es necesario que aprendamos de nuestros errores al no haber ideado soluciones sostenibles para la movilidad humana. Debemos reconocer la necesidad de implementar políticas integrales a largo plazo que incidan en las causas que conducen a la migración forzada.

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